jueves, 31 de octubre de 2013

Crema fría de caquis




Me temo que el caqui es un gran desconocido en muchos hogares.

La primera vez que probé un caqui no me gustó nada su sabor, me pareció amargo y áspero.  Pero no paraba de escuchar lo dulces que sabían y lo buenos que estaban. Y como soy muy cabezota, seguí investigando y pronto descubrí el error que había cometido: me había comido uno que no estaba maduro. Así que aprendí a escogerlos para poder disfrutarlos. Y he de decir que el sabor cambió completamente.

El árbol del caqui es del género Diospyros  ̶  que en griego significa “fruto de Zeus”  ̶   y pertenece a la familia del ébano. Aunque se conoce en China desde hace 2000 años, hace sólo tres siglos que el caqui llegó a Europa.

Pero está claro que se hizo un gran hueco en este continente. De hecho, España e Italia son los principales productores europeos de caquis, existiendo incluso la denominación de origen Ribera del Xúquer para el kaki persimon.

Como ya os comenté en un post anterior, la iniciativa que están llevando a cabo Sunny Senabre, del blog Olivas en la cocina, y Mª Dolores Mañez del blog Cuinant, me parece estupenda.

El concurso se cierra el día 31 de octubre, así que quien quiera enviar recetas tiene que darse mucha prisa.

Con esta receta participo en el Concurso “Recetas sanas, ligeras y equilibradas” para celebrar el 30 Aniversario del Hospital General Universitario de Elda.

Para esta receta los mejores caquis son los que están muy blandos y muy maduros.

La nata la podéis comprar ya batida, o batirla vosotros. Yo suelo batirla porque las que venden ya montadas me resultan demasiado dulces. Si la montáis a mano, tened en cuenta que tanto el recipiente para batir como la nata tienen que estar fríos, y que ha de tener un mínimo de 30% de materia grasa para que aumente de volumen y se solidifique. Y también tened en cuenta que el azúcar hay que echarlo a la mitad más o menos del proceso de batido.


Para 4 raciones se necesita: 

4 caquis muy maduros y blandos (800 g. aprox.), 1 sobre (8 g.) de azúcar avainillada, 200 ml. de nata montada. 

Cómo prepararlo: 


Pelar los caquis y quitarles el rabito. Partirlos por la mitad, ponerlos en el vaso de la batidora y batir hasta obtener un puré consistente.

Si la nata no está montada, montarla con las varillas eléctricas o a mano, incorporando en el proceso el azúcar a la nata. La consistencia que debe tener es la que veis en la foto.


Si utilizáis nata ya montada, incorporadle el azúcar y remover.

Mezclar bien la nata con el puré de caquis, dando vueltas con una cuchara. Tiene que quedar de color anaranjado, y mezclarse bien.

Repartir la crema en cuatro cuencos y guardar en la nevera un par de horas.

La textura de la crema es como la de un helado cuando está a punto de derretirse. De hecho, “lo que le falta a este postre es el verano”, como me han dicho alguna vez.


Y dependiendo de lo “dulceros” que seáis tendréis que añadir un poquito más de azúcar o no.

Nosotros en casa con un sobre tenemos suficiente.

¡Qué lo disfrutéis!

martes, 29 de octubre de 2013

Crema de boniato con chocolate




Hace unos días me enteré de una iniciativa que están llevando a cabo Sunny Senabre del blog Olivas en la cocina, y Mª Dolores Mañez del blog Cuinant.

Se trata de un concurso de recetas para que los pacientes del Hospital General Universitario de Elda (Alicante) puedan comer un menú especial el día de su 30 aniversario. Ha de ser sano, ligero y equilibrado. Los apartados en los que se puede participar son Primer Plato, Segundo y Postre.

Creo que todos los que hemos estado una temporada hospitalizados sabemos lo que eso significa, y cualquier cosa, por pequeña que sea, que te haga más llevadera la estancia siempre es bienvenida.

Con esta receta participo en el Concurso “Recetas sanas, ligeras y equilibradas” para celebrar el 30 Aniversario del Hospital General Universitario de Elda.

La verdad es que el boniato nunca formó parte del recetario de mi madre, por lo que lo he descubierto bastante tarde.

Este plato lo comí hace un par de años en Ordino (Andorra). Vi la crema en el menú de una Crêperie como primer plato, y tenía que  pedirla. ¿No resultaría demasiado dulce la combinación? La verdad es que no, si no te pasas con el chocolate y sólo lo utilizas para decorar la crema. 

Para 4 raciones se necesita:

700 g. de boniatos, 1 cebolla pequeña, 4 patatas pequeñas, aceite de oliva virgen extra (AOVE), sal, caldo de verduras (o agua en su defecto), 2 cucharadas de cacao en polvo, una taza de leche.

Cómo prepararlo:

Pelar los boniatos y partirlos en dados del mismo tamaño. Pelar la cebolla y partirla en aros.

Cubrir el fondo de una olla con AOVE. Cuando esté caliente, echar la cebolla. Remover con una cuchara de madera.

Cuando la cebolla se ponga transparente, incorporar el boniato. Remover un poco.

A los 2-3 minutos, partir la patata tronchándola, y echarla en la olla. Dar unas vueltas con la cuchara.

Incorporar el caldo o el agua hasta que sobrepase 2 dedos por encima de la verdura.

Hervir durante 15 minutos a fuego medio. Incorporar en ese momento la sal, y cocer 5 minutos más.


Mientras, preparar el chocolate poniendo la leche en un cazo al fuego. Calentar sin que llegue a hervir, bajar el fuego e incorporar una cucharada de cacao poco a poco, removiendo con una cuchara constantemente para que se disuelva bien. Incorporar la otra cucharada del mismo modo. Cuando se haya disuelto la segunda cucharada, hervir unos segundos, y dejar reposar. Tiene que quedar espeso para que no se hunda cuando lo incorporemos a la crema.

Batir los ingredientes de la olla con la batidora. La crema no tiene que quedar líquida, sino más bien espesa para que el chocolate no se hunda en ella.

Repartir la crema en tazones, y decorar con el chocolate.
 

 Sobrará chocolate, pero se puede guardar para la merienda.

Espero que os guste. En Guete!


domingo, 27 de octubre de 2013

Ensalada con aguacate y salmón a la plancha




En Basel llevamos una semana con bastante calor. Por la mañana temprano hace fresco, pero a partir de las 10 empieza a subir el termómetro y en un par de horas acabamos de manga corta.

Así que apetecen platos que no sean muy contundentes, como esta ensalada con aguacate y salmón a la plancha, que es perfecta para una cena. Al menos así la hemos tomado nosotros.

El salmón es un pescado bastante graso, por lo que prácticamente con su jugo se hará en la sartén, sin necesidad de aceite.

Yo he utilizado miel de tomillo y romero, pero podéis utilizar la que más os guste.

Para 2 raciones se necesita:

1 bolsa de lechuga de otoño variada, 1 aguacate, 200 g. de salmón en filetes, aceite de oliva virgen extra (AOVE), vinagre de manzana, miel, sal, semillas de sésamo.

Cómo prepararlo:

Poner unas gotas de AOVE en una sartén, y cuando esté caliente incorporar el salmón. Cuando se vea que está hecho por la parte de abajo, dar la vuelta para que se haga por el otro lado.

Mientras, poner lechuga en dos platos hondos. Partir el aguacate por la mitad a lo largo, quitarle la piel y el hueso, y picar cada mitad sobre cada uno de los platos.

Hacer una vinagreta con 2 cucharadas soperas de vinagre de manzana, un pellizco de sal, 4 cucharadas soperas de AOVE y 1 cucharada sopera de miel. Batir bien hasta que todo esté ligado.

Colocar el salmón a la plancha encima de las ensaladas. Esparcir semillas de sésamo crudas por encima de ambas, y poner la mitad de la vinagreta en una ensalada y la otra mitad en la otra.

Y ya tenemos listo el plato. Como veis es muy sencillo y rápido de hacer. Espero que os guste si os animáis a prepararlo.
En Guete!

sábado, 26 de octubre de 2013

Rub&Stub: un restaurante solidario




Curioseando por la web me he topado con esta noticia del DailyMail. Se trata de un restaurante, Rub&Stub,  que abrió hace unos meses en Copenague, y que ya se ha hecho muy famoso entre los habitantes de la capital danesa y también en la blogosfera.

Lo que tiene de especial para ser noticia es que se trata de un restaurante sin ánimo de lucro, en el que 100 voluntarios se ocupan de la cocina, la barra y el servicio de mesas (tan sólo dos personas trabajan como empleadas) y, además, no compra los ingredientes que van a cocinar, sino que éstos son donados por agricultores y supermercados. Se trata de productos que iban a ir a la basura por estar muy próxima su fecha de caducidad, o de fruta o verdura que no se vende porque tiene un tamaño o una forma no convencional, o algún defecto a causa de un golpe, por ejemplo.

Y dado que estamos en tiempos de crisis, y que nunca me ha gustado tirar la comida, me ha parecido una muy buena idea. No sólo evitan el desperdicio de comida, sino que los beneficios que obtienen los dedican a financiar proyectos en el Tercer Mundo.

Por ahora no tienen muchos proveedores, y están intentando ampliar la red, pues parte de los beneficios los tienen que destinar a la compra de alimentos para preparar los platos del menú ofrecido. Ello repercute en el precio medio del menú, que está entre 15 y 17 euros al cambio (115 y 117 coronas). La idea es poder ofrecer menús a precios más “populares”.

La web del restaurante está en danés, pero si en ella clicáis en “Galleri” podéis ver fotos del mismo (a mí me han encantado), y aquí podéis ver un vídeo del restaurante que está colgado en su web.


Vil du være med? from Mathias Botfeldt on Vimeo.

jueves, 24 de octubre de 2013

Cuscús con verdura y pollo





Hace un par de fines de semana celebraron en Lörrach la “Herbstfest” o fiesta de otoño. Y para allá que nos fuimos. En Alemania son muy típicas, y a lo largo del mes de octubre se van celebrando en diferentes pueblos y ciudades.

Los agricultores de la zona van a la Herbstfest y venden la fruta y verdura que cultivan. Y cómo no, la estrella principal era la calabaza. Había de todos los colores, tipos y tamaños. Y para diversos usos: calabazas para hacer cremas, para asarlas, para hacer spaghetti (esto os lo contaré otro día), para Halloween… Había varios puestos en los que vendían “Kürbissuppe” o sopa de calabaza (riquísima) y también un concurso de tallado de calabazas para los niños.

Aquí podéis ver algunas de las fotos que hicimos.

Y, por supuesto, me compré estas 3 calabazas.


Y como en Basel tenemos días alternos de frío y calor, pues en uno de los fríos decidí utilizar una de ellas en un cuscús.

El cuscús (o alcuzcuz) es un plato típico de los países del Norte de África. El cuscús es sémola de trigo cocida al vapor en una cuscusera. Aunque no es necesario tener una para hacer este plato. 


Esta receta de cuscús es muy ligera, pues no lleva ni frutos secos ni casi especias porque a la peque no le van mucho. Y el grano de cuscús que utilizo es el de cocción rápida. Yo he utilizado cuartos traseros de pollo, pero podéis utilizar pechuga, sólo muslos…

Para 6 raciones se necesita:

300 g. de calabaza, 1 calabacín grande, 1 cebolla mediana, 2 zanahorias medianas, 6 ramilletes de coliflor, 6 ramilletes de brócoli, 1 patata grande, 1 cucharadita de moka de pimentón, 2 tomates, 250 g. de garbanzos ya cocidos, ½ kg. de pollo, aceite de oliva virgen extra (AOVE), sal, hierbas provenzales, 2 l. de caldo de verdura o pollo (o agua en su defecto), 3 tazas de moka de cuscús instantáneo.

Cómo prepararlo:

Cubrir el fondo de una olla con AOVE. Cuando esté caliente, echar la cebolla muy picada. Remover. Cuando la cebolla se ponga transparente, echar el pollo troceado. Remover bien con una cuchara de madera. Cuando el pollo esté dorado, añadir la calabaza y la zanahoria en dados pequeños. Remover.

A los tres minutos incorporar el calabacín, también en dados pequeños, y la patata tronchándola. Remover todo el conjunto.

Añadir el brócoli y la coliflor, y remover, teniendo cuidado de que no se rompan los ramilletes.

Incorporar los tomates rallados, dar unas vueltas con la cuchara de madera, y añadir el pimentón, removiendo bien para que no se queme, pero con cuidado de no dañar los ramilletes.

Añadir el caldo caliente, y dejar cocer 15 minutos.

Al cabo de ese tiempo, poner en un plato hondo el grano de cuscús, y con un cucharón coger caldo de la olla y verterlo sobre el cuscús. Hay que tener cuidado con la cantidad de líquido, pues el grano tiene que empaparse, pero no quedar encharcado. La textura ideal es aquella en la que podríamos coger un puñado con los dedos sin que se deshiciera. Tapar con otro plato hondo.


Poner sal y las hierbas provenzales en la olla y dejar cocer otros 5 minutos. Incorporar los garbanzos cocidos, dejar que hierva el conjunto medio minuto, retirar del fuego y servir en platos hondos individuales.

Nosotros  ponemos el plato con el cuscús en el centro para que cada uno se eche lo que le apetezca.

Es un plato muy completo, pues tiene verdura, cereal, legumbre y carne. Y no se hace nada pesado, ya que la cantidad de grasa es mínima al utilizar carne blanca.

Y, además, a los niños les encanta.

¡Buen provecho!