martes, 26 de noviembre de 2013

Paquetitos de rape y bacon con montoncitos de arroz




Cuando puse este plato en la mesa y empezaron a probarlo, me dijeron “¡un mar y montaña!”.
Y bueno, no es el típico mar y montaña, pero sí hay pescado y carne.

Es un plato muy fácil y rápido de hacer, y para alguna de las comidas de Navidad puede quedar muy bien. Y como os digo, no hay que pasarse mucho rato en la cocina.

Para este plato el mejor arroz es el Thai, que es ideal para hacer los montoncitos, pues los granos quedan muy pegados los unos a los otros, aunque tarda más en cocer.

Yo he utilizado vinagre balsámico blanco, o mejor dicho, condimento de vino blanco. La primera vez que vi el vinagre balsámico blanco fue en Suiza, y nada más llegar a casa me puse a investigarlo.

Por un lado está el  “vinagre balsámico”, y por otro lado, el “condimento balsámico”.

El vinagre balsámico tradicional de Módena DOP y el de Reggio nell’ Emilia DOP son los denominados  “vinagres tradicionales” DOP (aceto balsamico tradizionale), elaborados con mosto de uvas Trebbiano y Lambrusco,  y no con vino. Este tipo de vinagre se elabora en las dos regiones italianas indicadas en su nombre: Módena y Reggio nell’ Emilia. Tienen una Denominación de Origen Protegida (DOP).  Para que un vinagre pueda considerarse DOP debe cumplir una serie de requisitos en su elaboración.
Cada uno de estos vinagres se vende en un tipo de botella diferente: el de Módena en una botella con forma de pera o bombilla y el de Reggio nell’ Emilia en una botella con forma de campana.  Son vinagres de precio elevado, pues son de gran calidad.

El vinagre balsámico de Módena IGP (aceto balsamico di Modena) es vinagre de vino,  tiene una Indicación Geográfica Protegida (IGP) y suele venderse en botellas alargadas redondas o cuadradas. Este es el que más se vende, pues tiene un precio más asequible. Suele ser de menos calidad que los tradicionales, aunque eso no significa que no sea bueno. Simplemente no cumple algún requisito para poder llamarse "vinagre balsámico tradicional de Módena".  Las malas lenguas dicen que se le echa incluso caramelo para darle color. Pero bueno, rumores hay sobre todo en este mundo.

Y luego está el “condimento balsámico”. No tiene DOP ni IGP, pues no cumple los requisitos para ello. Puede ser simplemente porque no proviene de las regiones antes mencionadas, o porque los tipos de uva utilizados sean otros, por ejemplo. Eso no significa que la calidad sea mala. Puede ser blanco o tinto. Aquí es donde se encuadra el vinagre blanco del que os hablaba antes. Compré una botella para ver qué tal era. Y la calidad no es mala, o a mí no me lo ha parecido.

La textura de estos vinagres es muy diferente, mucho más espesa en el caso de los tradicionales, y más líquida en los otros dos. Por supuesto, el sabor también es diferente.

Para 3 raciones se necesita:

9 dados de rape, 18 tiras de bacon, ½ cebolla, jengibre en polvo, 1 cucharadita de postre de miel, aceite de oliva virgen extra (AOVE), 1 cucharada sopera de vinagre blanco, 2 cucharadas soperas de vino blanco, 2 cucharadas soperas de salsa de soja, sal, agua, el zumo de ½ limón, 1 ramita de canela, 1 hoja de laurel, arroz Thai (un vaso de los de agua lleno ¾ partes).

Cómo prepararlo:

Precalentar el horno a 200ºC. Picar la cebolla en cuadraditos pequeños.

En una fuente de horno montar los paquetitos: poner dos tiras de bacon en cruz, una sobre otra, y en el centro un dado de rape. Sobre éste, unos cuadraditos de cebolla, y espolvorear un poquito de jengibre en polvo. Cerrar el paquetito. Hacer lo mismo con el resto del rape y el bacon. 


En un cuenco poner 1 cucharada de AOVE, un poquito de sal, el vinagre, el vino, la soja y la miel. Batirlo bien hasta que todo esté ligado.

En el centro de la fuente donde están los paquetitos, poner la cebolla picada que nos haya sobrado, y verter por encima la salsa del cuenco. Meter en el horno 15 minutos a media altura.

Mientras tanto, poner agua en una olla, con un chorrito de AOVE, sal, el laurel, la canela y el zumo de limón. Cuando hierva, incorporar el arroz, y dejar cocer el tiempo que indique el paquete. Cuando esté cocido, escurrirlo bien.

Para montar el plato poner 3 paquetitos de rape y bacon. Llenar un vaso de los de vino con el arroz, y volcarlo sobre el plato. Regar con la salsa de la fuente.


Sobrará arroz seguramente, pero se puede aprovechar para otra cosa.

Como  sabía que a la peque no le iba a gustar la salsa, sus paquetitos los metí en el horno en otra fuente, con sólo un chorrito de AOVE. Y le encantaron.


Ya me contaréis si os animáis a hacerlos para Navidad.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Coles de Bruselas con setas




Hoy las temperaturas en Basel rondan los 2ºC todo el día, así que este plato sienta de maravilla.

La verdad es que nos encantan las coles de Bruselas, y este plato, en concreto nos gusta mucho.

El tiempo de cocción de las coles depende del tamaño que tengan. Hay que tener cuidado, porque si se cuecen demasiado se les empiezan a desgajar las hojas y no quedan bonitas.


En España siempre las he hecho con jamón serrano, pero como encontrar jamón serrano en Suiza a un precio asequible a veces es una misión bastante difícil, lo sustituyo por panceta muy picadita.  El plato tiene un poquito más de grasa, pero está igualmente muy rico.



Para 3 raciones se necesita:

½ kg de coles de Bruselas, 1 cebolla pequeña, 1 zanahoria grande, 100 g. de jamón serrano en taquitos (o panceta picada en dados en su defecto), ½ vaso de los de vino de vino blanco, agua, aceite de oliva virgen extra (AOVE), sal, vinagre, 150 g. de setas de bote,  ½ cucharada sopera de harina.

Cómo prepararlo:

Quitarle a las coles el rabito y las hojas exteriores, y ponerlas en una ensaladera con agua y un chorrito de vinagre para que se limpien bien.

Poner agua con sal en una olla, y cuando empiece a hervir, echar las coles bien escurridas del agua con vinagre. Dejar cocer 10 minutos a fuego medio.

Picar la cebolla en cuadraditos y pelar la zanahoria y picarla en rodajas finas.

Cubrir el fondo de una olla con AOVE. Cuando esté caliente, echar la cebolla y la zanahoria. Remover con una cuchara de madera.

Cuando la cebolla se ponga transparente, incorporar el jamón serrano (o la panceta). Rehogar un poco y añadir la harina dando vueltas para que no se queme y en seguida verter el vino en la olla. Remover, y dejar que el vino se evapore un poco.

Incorporar los champiñones escurridos del líquido del bote y las coles de Bruselas ya cocidas. Si con ellas viene algo de líquido no importa, pues hay que incorporar un poco del agua de cocer las coles en el conjunto. La cantidad de líquido depende de lo caldosos que os gusten los platos. Yo no le echo demasiado porque me gusta que el líquido quede como si fuera una salsa no muy espesa.


Si sobra líquido de cocer las coles, se puede congelar y utilizarlo cuando se necesite caldo de verdura para preparar otro plato.

¡Qué aproveche!

domingo, 17 de noviembre de 2013

Sopa de caldo de pollo

 

Sopita para curar catarros


Llevo un par de días “enganchada” a la equinácea, las infusiones de jengibre y esta sopa.

Lo habéis adivinado: me he acatarrado. Aunque según me han contado, medio Basel está como yo.

Algo normal, por otra parte, con la bajada de temperaturas que tenemos desde el domingo de la semana pasada.

Y la semana que viene se prevé que bajen aún más. El invierno se acerca poco a poco. Así que toca abrigarse y tomar cosas que calienten el cuerpo.


Para 5 raciones se necesita:

1 cebolla pequeña, 2 dientes de ajo, 1 puerro mediano, 2 zanahorias medianas, 2 tomates, 2 l. de caldo de verdura, 1 vaso y cuarto de los de agua de fideos, sal, aceite de oliva virgen extra (AOVE), 1 carcasa de pollo con algo de carne, 1 huevo cocido (opcional)

Cómo prepararlo:

Picar la cebolla y el ajo en daditos pequeños y el puerro en rodajas. Poner AOVE en una olla y cuando esté caliente, pochar todo lo anterior a fuego lento.

Pelar las zanahorias y partirlas en rodajas. Cuando la cebolla empiece a estar transparente, incorporar la zanahoria a la olla.

Incorporar la carcasa. Cuando esté un poquito hecha por ambos lados, rallar los tomates sobre la olla. 
Dar unas vueltas con una cuchara de madera e incorporar el caldo. Dejar hervir a fuego lento durante una hora.

Pasado este tiempo, sacar las carcasas y quitarles la carne que tengan, picándola e incorporándola otra vez a la olla. Desechar los huesos.

Añadir ahora la sal e incorporar los fideos, dejando cocer el tiempo que indique el paquete.

Si se quiere, se puede poner también un huevo cocido picado al final de la cocción.

Riquísima, tanto si estáis acatarrados como si no.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Lentejas con rape




En Basel ya hace frío. De hecho, el domingo por la noche nevó en unas montañas que se ven desde casa.



El frío y el invierno se suelen relacionar con platos calentitos y de cuchara. Así es como siempre nos lo han contado, y así es como lo hemos interiorizado. Pero también es así como lo sentimos. ¿A quién no le apetecen una buena sopa, una crema o unas lentejas cuando el termómetro está cerca de los cero grados?

Los platos de invierno también se suelen relacionar con una mayor ingesta de grasas, pues las legumbres, por ejemplo, suelen ir acompañadas de cerdo en sus distintas variedades, y el cocido suele forma parte del menú semanal.

Todos ellos son platos muy apetitosos y ricos, para qué negarlo. Pero también son platos muy energéticos.

Ayer leí un artículo que trataba sobre los alimentos que el cuerpo necesita en invierno. Estaba firmado por la experta en nutrición Diana Probst. Según ella, en la mayoría de los casos no necesitamos una mayor cantidad de energía en invierno. La grasa se convierte en grasa si no se quema. La mayoría de nosotros realizamos trabajos sedentarios y nos pasamos un montón de horas al día sentados delante del ordenador. Luego vamos al gimnasio o corremos durante un rato al aire libre, pero no desgastamos más energía en invierno que en verano. Y además, en invierno, solemos estar en sitios cerrados con calefacción. Diferente es el caso de las personas que trabajan a la intemperie todo el día y que realizan un gran esfuerzo físico. Ellos sí pasan frío, y sí necesitan más calorías en invierno, pues las queman.

Pero una cosa no quita la otra. Se pueden comer platos de cuchara calientes y que aporten un nivel de energía adaptado a nuestro estilo de vida: cremas de verduras, platos de legumbre con verduras o con arroz o pescado, por ejemplo, son muy válidos.

Y buen ejemplo de ello es la receta de hoy.

Las lentejas no las he cocido en olla rápida esta vez, pues mientras el rape estaba marinando las lentejas tenían tiempo de cocerse en una olla normal.


Para 3 raciones se necesita: 


200 g. de lentejas (1 vaso de los de agua que le falte un dedo), 350 g. de rape, ½ limón, sal, aceite de oliva virgen extra (AOVE), orégano, tomillo, comino en polvo, pimienta negra, ½ puerro, 1 cebolla mediana, 2 dientes de ajo, 1 hoja de laurel, 1 tomate grande y 1,250 l. de caldo de verdura (o agua en su defecto). 

Cómo prepararlo: 

Partir el rape en dados (si no está partido ya) y dejarlo marinar durante media hora en 1 cuenco con 1 cucharada de AOVE, el zumo de medio limón, un poco de orégano, ½ cucharadita de moka de tomillo, pimienta negra recién molida y ½ cebolla muy picadita.

Mientras, picar la otra media cebolla y el ajo en daditos, y el puerro en rodajas finas. Cubrir el fondo de una olla con un chorrito de AOVE, y cuando esté caliente, sofreír la cebolla, el ajo y el puerro.

Cuando la cebolla y el puerro empiecen a ponerse transparentes, rallar sobre la olla el tomate y remover con una cuchara de madera. Echar el caldo de verdura y llevar a ebullición.

Incorporar entonces las lentejas, ½ cucharada de moka de comino en polvo y la hoja de laurel. Dejar cocer 15 minutos.

Pasado este tiempo, espolvorear con sal y echar en la olla el rape con el líquido de la marinada. Cocer otros 10 minutos más todo junto.

¡Qué aproveche!

jueves, 7 de noviembre de 2013

Milhojas de calabacín y mozarella con vinagreta de miel




El otro día estaba en la sección de libros de gastronomía de una biblioteca y me puse a hojear un libro de recetas.

Estaba escrito en alemán (no sé si existe la versión en castellano) y no me fijé en el autor, sólo en las recetas. Me gustó y me lo llevé para casa. Allí lo leí con más atención, y descubrí que el autor era Michel Montignac, el inventor del “método Montignac” para adelgazar.

Michel Montignac trabajaba como ejecutivo de una empresa farmacéutica, y decidió investigar en el campo de la nutrición para tratar de solucionar sus problemas de sobrepeso.

Viendo las recetas nadie diría que es un libro para adelgazar. Sí es cierto que hace muchos platos en el horno que bien podrían hacerse a la plancha o rehogados, por lo que reduce ligeramente la ingesta de grasa, pero no son recetas para quedarse con hambre ni privarse de ciertos alimentos.  De hecho, hay recetas de postres en las que utiliza crème fraîche o almendras, por ejemplo.

El método Montignac, resumiéndolo mucho, se basa  en cambiar la forma o el “método” de alimentarse. No restringe demasiados alimentos pues, según Montignac, el no poder comer ciertas cosas o comerlas en muy pocas cantidades hace que la dieta sea un suplicio y se abandone. El objetivo final es lograr perder peso y mantenerlo en el futuro. Él parece ser que lo logró.

La verdad es que nunca he seguido una dieta de adelgazamiento, por lo que no puedo opinar sobre este tema basándome en argumentos propios, pero las recetas del libro me han parecido equilibradas, sanas y nutritivas.

Estas milhojas de calabacín con mozarella se basan en una de esas recetas, aunque yo he cambiado los ingredientes de la vinagreta. En vez de ajo le he puesto miel de flores del bosque, que es ligeramente oscura. Pero vale igual una miel clarita.

Hay que intentar cortar las lonchas de calabacín del mismo grosor para que se frían por igual. Aunque como veis en la foto a mí alguna se me pasó un poco de gordita, y nos la comimos igualmente.





Para 3 raciones se necesita:

2 calabacines grandes, aceite de oliva virgen extra (AOVE), sal, queso mozarella en barra, vinagre de Módena, miel, pimienta blanca molida.

Cómo prepararlo:

Lavar los calabacines y quitarles las puntas. Partirlos a lo largo en lonchas de ½ cm de grosor. Poner AOVE en una sartén y freír las lonchas de calabacín.

Mientras, hacer la vinagreta con 1 cucharada sopera de vinagre de Módena, 3 cucharadas soperas de AOVE y una cucharada sopera de miel. Batir con un tenedor hasta que todos los ingredientes hayan ligado bien.

Según van estado fritas las lonchas de calabacín, ponerlas en una bandeja con papel de cocina para que suelten el aceite sobrante, intentando mantenerlas calientes.

Para montar los platos hacer lo siguiente: poner una loncha de calabacín en un plato. Partir rodajas finas de mozarella, intentando que no tengan nada del líquido del queso. Colocarlas sobre el calabacín, salpimentar, y tapar con otra loncha de calabacín. Volvemos a poner encima rodajas de mozarella, salpimentamos, y finalizamos con una capa de calabacín.

Batir un poco la vinagreta otra vez, y con una cuchara verterla sobre las milhojas de calabacín y mozarella.

Como veis, es un plato sencillo y elegante a la vez, que podría incluso hacerse un sitio en un menú de Navidad.

A la peque no le gusta el vinagre, así que a ella se lo aliñé con un chorrito de AOVE.


¿Os animáis a hacerlo?