miércoles, 11 de marzo de 2015

Potaje de garbanzos con bacalao y tomate


Plato de Cuaresma

Llevamos una semana con unas temperaturas muy primaverales por Basel. Pero hoy ha amanecido nublado y ha refrescado un poco. Así que he decicido que mejor no hacía la ensalada que había previsto hacer. Pero anoche había puesto unos garbanzos en remojo y algo tenía que hacer con ellos. Me he acordado de que estamos en Cuaresma, época en la que no se come carne los viernes. Y he pensado que podía hacer un potaje de garbanzos con bacalao. Aunque claro, el plato que he cocinado no es un potaje de vigilia al uso, porque ni el bacalao es desalado, ni lleva espinacas ni huevo duro. El bacalao es fresco y lo he cocinado con una salsa de tomate. Y es que cocinar siempre lo mismo es un poco aburrido. ¿No os parece?


Como no estamos en época de tomates, he utilizado tomate en conserva.

Para 3 raciones se necesita:

2 vasos de los de agua de garbanzos secos, 300 g. de bacalao fresco o congelado (no en salazón), 1 cebolla, 2 dientes de ajo, 2 hojas de laurel, 1 cucharadita de las de moka de pimentón, sal, pimienta blanca, aceite de oliva virgen extra (AOVE), agua, 800 g.(1 lata) de tomate pelado y picado en conserva.

Cómo prepararlo:

Poner los garbanzos en remojo la noche anterior. Cuando se vayan a cocinar, desechar el agua del remojo, poner los garbanzos en una olla de cocción rápida, cubrirlos con agua, poner sal al gusto, un chorrito de AOVE y una hoja de laurel lavada y dejar cocer el tiempo que indiquen las instrucciones de vuestra olla.

Mientras, cubrir el fondo de una sarten con AOVE, y cuando esté caliente echar la cebolla y los ajos bien picaditos. Cuando la cebolla empiece a estar transparente, echar la lata de tomate. Remover con una cuchara de madera para que no se pegue, a fuego muy bajo. Echar el pimentón y remover bien. Lavar una hoja de laurel y añadirla al guiso. Cuando el tomate empice a hacer burbujas, echar el lomo de bacalao cortado en trozos de "a bocado". Pasados 2 ó 3 minutos, dar la vuelta a los tacos de bacalao. Seguir dando vueltas hasta que estén cocinados por todos los lados. Salpimentar al gusto.

Hay que tener cuidado para que el bacalao no se seque demasiado en la sartén, tiene que quedar jugoso. Si el tomate empezara a pegarse al fondo de la sartén y el bacalao todavía no estuviera hecho, añadir un poquito de agua de cocer los garbanzos en el guiso de tomate.

Y ya sólo nos falta montar los platos: ponemos un par de cazos de garbanzos en cada uno, y cubrimos con el bacalao y la salsa de tomate. Removemos con cuidado para que todo se mezcle bien, ¡y ya está!


Os sobrarán garbanzos, pero los podéis utilizar para hacer un guiso de ternera con verduras o un cuscús.

Y el caldo de cocer los garbanzos lo podéis aprovechar para hacer infinidad de platos, como por ejemplo, una sopa de tortellini, una sopa de zanahoria y espinacas, o una sopa naranja.

¡Buen provecho!

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